La desnutrición en Guatemala es un asunto preocupante. Afecta a uno de cada dos niños menores de cinco años. Pese a la gravedad del asunto, se trata de un tema que pasa desapercibido para la población en general, incluso para los familiares de los que la padecen. UNICEF trabaja para concienciar a la población en general sobre la importancia de que se actúe para solucionar esta situación.
La situación de la infancia en Guatemala no es buena. Tenemos un 3,4% de mortalidad infantil. Nuestro principal problema es la desnutrición. Las principales causas de la mortalidad infantil son la neumonía y las enfermedades diarreicas agudas y el 54% de estas enfermedades están asociadas a algún grado de desnutrición.
Es el problema básico de la infancia, que trae muchas consecuencias y perpetúa todo el ciclo de la pobreza. La deserción escolar es muy alta y en gran parte no se debe a la falta de oportunidades, sino a las propias consecuencias de la desnutrición: disminuye la capacidad de concentración de los niños y terminan desertando de la escuela. En Guatemala el 49,8% de los niños sufre desnutrición crónica, esto es, 1 de cada 2. Es el primer lugar en América Latina y el sexto en el mundo en cuanto a desnutrición infantil.
Guatemala lleva años ocupando el primer puesto de desnutrición crónica infantil en América Latina.
Uno de los casos más conocidos de desnutrición es el caso de “Mavelita” tenía ocho años y pesaba poco más de 15 kilos.
Aunque incluso la sentencia de un juez obligaba al Estado de Guatemala a garantizar su alimentación, Mavelita murió por un cuadro de desnutrición aguda.
De nada sirvió la histórica resolución de un juzgado de menores que en 2013 señaló al Estado guatemalteco como responsable, por omisión, de vulnerar derechos fundamentales como el de la vida o la alimentación de Mavelita y otros cuatro niños.
Las medidas cautelares obligaban a varias instituciones públicas a restituir los derechos violados de los niños. Todos vivían en Camotán, en la región semiárida conocida como "Corredor seco" que atraviesa Guatemala y que se ve gravemente afectada por sequías de manera periódica.
Tras varios recursos interpuestos por el gobierno, la sentencia fue firme cuatro años después y el Estado cumplió parcialmente algunas de las medidas impuestas. Pero no fue suficiente.
"Es un caso que llena de indignación y frustración porque es una situación que se pudo haber evitado", dijo Zulma Calderón, supervisora de hospitales de la Procuraduría de Derechos Humanos (PDH) de Guatemala, al conocerse la muerte de Mavelita.
Tras la muerte de Mavelita, el Ministerio de Desarrollo Social de Guatemala publicó imágenes de la visita del ministro Ennio Galicia a la familia de la niña en la que le prometieron una entrega de alimentos y la reconstrucción de su cocina.
"Si fueron cinco niños a los que el Estado ni siquiera ayudó con una sentencia en firme, no quiero ni imaginar a los otros miles de niños afectados por desnutrición en el país", dice Jeremías Hernández, de la Central de Organizaciones Indígenas Campesinas Ch'orti' Nuevo Día que acompañó este caso.
En conversación con BBC Mundo, Hernández asegura que otros dos de los niños que ganaron el juicio migraron a Estados Unidos. "En Guatemala no hay condiciones para revertir su desnutrición", afirma.
El responsable de la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SESAN) del gobierno de Guatemala, reconoce que fue un caso "complicado" del que no puede excluir la responsabilidad del Estado. Pero también hay una responsabilidad moral inmediata de los padres de los niños de dar una atención adecuada. El Estado sí que dio un seguimiento a las medidas cautelares, afirma, a la vez que reconoce que la desnutrición es la asignatura pendiente de los distintos gobiernos guatemaltecos.
Mavelita era solo una de los cientos de miles los niños que sufren este trastorno de la salud en Guatemala. El país centroamericano lleva años ocupando el primer lugar de casos de desnutrición crónica en América Latina con un 46.5 % de menores de cinco años afectados.
Es decir, casi la mitad de los niños del país reflejan un retraso en el crecimiento (una altura menor a la media de las personas de su edad) debido a una alimentación insuficiente y/o inadecuada, lo que les provocará consecuencias irreversibles a nivel físico y psicológico durante su desarrollo.
Por Ana Zepeda
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