Iniciaba el año 2020, con un posible inicio de una tercera guerra mundial, cual fue nuestra sorpresa cuando el viernes 13 de marzo, anuncian la entrada al coronavirus a nuestro país, sin saber que de un momento a otro todo iba a cambiar, lo que llamábamos “rutinas diarias” cambiarían a estar encerrados en nuestras casas, para evitar el rebrote de dicho virus. Lo que nunca pensamos vivir llego, el cambio del modo de dar clases, el efecto que tuvo en la economía, la suspensión de todos los deportes en todo el país, calle desoladas, toque de queda hasta las 4 de la tarde, cerrar el país, suspensión del aeropuerto nacional, entre muchas cosas más.
Pocos beneficios nos trajo este virus, y es triste ver que solo con que el ser humano este encerrado, el medio ambiente puede mejorar, y a montones, ahora los animales pueden andar libres por las calles y las personas no, el ser humano no ha aprendido a vivir sin lastimar al medio ambiente que le rodea, no ha modificado su modo de vida, consumo o producción, no ha generado ninguna conciencia social o ambiental, es impresionante ver como los papel se han intercambiado, y ahora el vivir encerrados podemos darnos cuentas de muchas cosas.
Estamos ante una de las más grandes pandemias padecidas en la historia de la humanidad, el enemigo mortal, un nuevo coronavirus detectado inicialmente en Wuhan, China a mediados de noviembre de 2019 y del cual apenas se está obteniendo información a través de los múltiples estudios que se están llevando a cabo en países como China, Inglaterra, Alemania, Francia, Estados Unidos, entre otros. Pasamos de estar a diario con nuestros compañeros de estudio, a verlos por la computadora, a practicar deporte con nuestros amigos, a hacerlo solo en nuestras casas, de pasar por el mismo camino todos los días en bus o caminando, a solo por der extrañarlo en nuestras camas. Y lo más triste, es el ver diariamente cuanta gente muere por dicho virus, nadie está a salvo, desde niños hasta personas de la tercera edad.
Ahora, el virus esta en todos lados, al igual que nuestro miedo, ¿se contagiará algún familiar o amigo?, ¿sobrevivirá?, ¿me contagiaré?, ¿sobreviviré al virus cuando me contagié?, ¿algún día se encontrará la cura?, ¿cómo será el nuevo “normal” de mañana?, ¿habrá nuevos brotes o se convertirá el virus a uno más letal?, muchas preguntas, cero respuestas.
Manuel Rodas
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