La violencia contra la mujer es un acto sexista que produce cualquier tipo de daño físico, psicológico o emocional y se traduce en el maltrato verbal o físico. Las denuncias sobre este tipo de temas son bastante fuertes y muchas veces son tristes de leer.
Ana Hernández, secretaria del Organismo Judicial, manifestó que la primera vez que a ella le llegó un caso de violencia contra la mujer se quedó incrédula, con la boca abierta de oír todo lo que una mujer puede sufrir y aguantar por miedo al qué dirán.
¿Qué tipo de miedos?
El miedo a quedarse solas al frente de su familia, miedo porque no trabajan y siempre han sido mantenidas, miedo al tener que enfrentarse y verse solas en su entorno social y no saber que hacer. El miedo de muchas veces no saber manejar o llevar cuentas.
El miedo que llegue a todas las personas que uno conoce y sepan lo que tuvieron que vivir o juzguen por no irse antes sin saber que no es tan fácil y el miedo que manejan las mujeres que logran denunciar.
¿Qué se siente al conocer estos casos e historias de todas esas mujeres que fueron víctimas de esa violencia?
Se siente impotencia, porque la ley tiene muchas lagunas, por ejemplo, si una mujer presenta una denuncia contra su esposo, que es trabajador del estado, aunque le den medida sustitutiva mientras dura el proceso, lo separan de su cargo y lo reestablecen en el mismo si no lo condenan.
¿Cuánto llegan a durar ese tipo de procesos y quien sale más afectado?
Los procesos duran más o menos entre dos a cuatro años. Las más afectadas definitivamente son las mujeres, si tiene hijos, ¿con qué mantiene a sus hijos en ese tiempo? No puede renunciar, porque el proceso detiene la renuncia, siempre los damnificados son los hijos.
En conclusión, las denuncias y las historias de todas las mujeres que tienen que pasar a través de estas, son difíciles de escuchar y de trabajar. La impotencia es horrible pero uno muchas veces no logra poder hacer mucho.
Ana Flores
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