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Permanecer dentro de nuestros hogares es una actividad que se ha generalizado en las familias guatemaltecas debido a la propagación de COVID-19.
En tiempos de pandemia la población femenina se vio en gran parte afectada por tener mayor número de horas a sus convivientes en sus hogares, que muchas veces son sus verdugos.
La mitad de la población en Guatemala es mujer, según el Censo Poblacional 2018 representan al 51% de habitantes. Pero cuando la desigualdad de género en el país persiste, la violencia golpea con fuerza a este grupo de la población.
Un reflejo de esta situación es la tasa de muertes violentas, que según informe de la Fundación Sobrevivientes, este año es de 7.75 por cada 100 mil habitantes mujeres en el país. La cifra reportada el año pasado en un informe del Equipo del Grupo Guatemalteco de Mujeres era de 4.40 por cada 100 mil habitantes mujeres, basada en la proyección del número de habitantes que rondaba los 17.6 millones.
A criterio de Azucena Erazo, trabajadora social en temas de derechos de las mujeres, las cifras de violencia de género han aumentado en tiempos de coronavirus en Guatemala, “siguen en aumento sencillamente porque los hombres pueden seguir agrediendo a las mujeres sin recibir mayor castigo”.
¿Por qué persiste? Erazo señala como parte del problema al Sistema de Justicia, que es ineficaz e insuficiente para responder a la magnitud de la violencia. A esto se suma que como sociedad el tema se ha normalizado y lo ve como una medida disciplinaria para el género femenino.
“Tenemos una sociedad que permite, porque no reprueba el hecho de la violencia con la contundencia que debería reprobarse, y se puede ver cotidianamente cuando a una mujer la acosan sexualmente en la calle, que no respondemos socialmente y la dejamos solas enfrentando a los agresores”, agrega la trabadora social.
Amalia Bravo, titular de la Secretaría de la Mujer del Consejo departamental de Desarrollo –CODEDE-, refiere que este “flagelo es social y cultural”, y que la dominación patriarcal tiene carácter histórico en el país.
Varias son las manifestaciones de la violencia de género: física, sexual y psicológicas, hechos que han sido denunciados a la secretaria y los casos suman más de 55 mil casos cada año.
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Pese al número elevado de denuncias por violación sexual que superan las 6 mil, a los organismos de Justicia solo llega la tercera parte y de estos casos solo el 26% logran sentencia condenatoria.
Pero esta violencia también termina en muertes, el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) reporta en lo que va del año 594 necropsias, de las cuáles cinco de cada 10 son muertes en mujeres fueron ocasionadas por proyectil de arma de fuego. El grupo etario más golpeado es el comprendido entre los 18 y 24 años.
“Todas y todos nos debemos sumarnos a la lucha contra la violencia contra la mujer. Es importante que sea una política de estado para afrontarla, con la participación de Ministerio de Educación, las diferentes instituciones, la Policía Nacional Civil, Gobernación, entre otros sectores”, mencionó Bravo.
En la noticia se sostienen que los servicios de asistencia para estos casos están saturados y, además, están experimentando recortes y restricciones en sus presupuestos; por ello, el secretario hace un llamamiento a todos los Gobiernos a tomar medidas urgentes para proteger a las mujeres de la violencia doméstica y a ampliar sus recursos para ese propósito.
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Wendy López
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